miércoles, 3 de marzo de 2010

"Todo el mundo tiene tres vidas: la pública, la privada y la secreta"



La polémica biografía sobre Ryszard Kapuscinski que saldrá a la venta esta semana en Polonia, Kapuscinski no-ficción, arranca con una frase tomada de García Márquez. "Todo el mundo tiene tres vidas: la pública, la privada y la secreta". A tres años de su muerte, la imagen pública de Kapuscinski es la de un referente del periodismo del siglo XX , la de un escritor comprometido con la justicia y un maestro del oficio.

Sin embargo, el libro que ha escrito Artur Domoslawski, considerado uno de sus discípulos, lo muestra bajo una nueva luz: la de un gran escritor a secas, dispuesto a retorcer la verdad, inventar encuentros, escenas y testimonios con tal de dar con relatos potentes.

Según apuntan en el blog Bacacay, dedicado a la literatura polaca, en Polonia han aparecido otras tres biografías sobre Kapuscinski tras su muerte.
Las tres, crónicas que dan lustre a su leyenda sin mayores cuestionamientos. Todo lo contrario a Kapuscinski no-ficción, un libro que hurga en su relación con los servicios secretos polacos, sus licencias en relación con la verdad de lo que cuenta e incluso en sus relaciones extramatrimoniales, lo que ya le valió al biógrafo acusaciones de amarillista.

Como su maestro, Domoslawski se especializó en temas latinoamericanos. Al parecer, el libro fue un encargo de la editorial Wydawnictwo Znak y el autor tuvo acceso a los archivos personales de Kapuscinski para su investigación. Sin embargo, cuando presentó el manuscrito empezaron los problemas. Primero, porque el editor de esa casa, Jerzy Illg, se negó a publicar "un libro como ese" -agencia AP dixit-, que deshonraba su amistad personal con Ryszard. Segundo, porque una vez que el libro de seiscientas páginas fue aprobado por otra editorial, Swiat Ksiazki, la viuda le inició una demanda por difamación e intentó frenar su aparición. El juzgado la rechazó porque fue la propia viuda quien le dio acceso a Domoslawski a los archivos personales de su marido.

Uno de los puntos polémicos de Kapuscinski no-ficción es cuando se habla de su supuesta labor de espía, aunque el propio biógrafo le quita peso al asunto señalando que cuando Kapuscinski comenzó a trabajar como corresponsal, era imposible salir del país sin firmar un acta de colaboración con los servicios de inteligencia. Sin embargo, la principal acusación de Domoslawski es que en muchos de sus reportajes, los escritos de Kapuscinski cruzan la difusa línea que divide la literatura de ficción del periodismo, "colorean" y exageran los hechos.

En algunos casos, los pasajes a los que se refiere son como metáforas brillantes. Por ejemplo cuando cuenta, en una crónica sobre las matanzas de Idi Amin en Uganda, que los peces engordaron mucho en esos meses porque se comían los cadáveres que arrojaban al lago Victoria. Pero un ejemplo distinto es su libro El Emperador, una cróncia sobre la vida en la corte del emperador etíope Haile Selassie (1892/1975), donde Kapuscinski pone en boca de los personajes ideas y expresiones que nunca pudieron haber dicho. "Despretigiar ese libro como una invención es una tontería", le dijo Domoslawski al diario chileno El Mercurio, "no servirá como manual de periodismo pero sí para entender cómo funciona el poder".

Según cree Jaime Abello, director de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano, de la que Kapusckinski fue docente, la discusión sobre la biografía tiene mucho que ver con las discusiones que despertaba la obra de Kapuscinski. "No sé si llegó a inventar entrevistas o hechos y puede que el discurso narrativo utilice técnicas cercanas a la ficción, creo que era un tipo muy honrado y cuidadoso. Pero sus libros están construidos sobre memorias de su experiencia de reportera, había una rememoración y bien sabemos que las cosas no son siempre como se recuerdan".

No hay comentarios: