jueves, 25 de marzo de 2010

Periodistas y Libertad de Prensa: Serio panorama



EDITORIAL PERIODICO EL CARIBE

El ejercicio del periodismo serio y responsable, comprometido con la verdad y el interés general, está cada vez más expuesto a amenazas y peligros en el hemisferio.

Además de las presiones y la intolerancia de regímenes de extracción democrática, pero que asumen posturas autoritarias, medios y periodistas enfrentan ahora otra seria amenaza: el narcotráfico y todas las modalidades y rostros perversos que adopta el crimen organizado.

La reciente reunión de medio año celebrada en Oranjestad, Aruba, por la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), puso de manifiesta la gravedad de este panorama al pasar revista a la situación de riesgo que sufren los periodistas en el continente.

Los informes rendidos por los vicepresidentes regionales de la Comisión de Libertad de Prensa e Información de la SIP revelaron que los periodistas de Latinoamérica están sufriendo en los últimos meses la peor oleada de violencia en muchos años con asesinatos y secuestros que socavan la libertad de información.

Un total de doce periodistas han sido asesinados en los últimos meses en una oleada violenta sin precedentes en tan poco tiempo. El último caso se produjo en la ciudad colombiana de Montería (departamento de Córdoba), donde fue asesinado a tiros Clodomiro Castillo Espino, director de la revista El pulso del tiempo.

La situación más peligrosa y violenta está en México al ser los periodistas víctimas del enfrentamiento entre el Gobierno y los cárteles de la droga, mientras que muchos otros se autocensuran ante las amenazas recibidas.

Un total de seis periodistas mexicanos han sido asesinados en los últimos meses, mientras que otros seis están secuestrados. Tres comunicadores han sido asesinados, además, en Honduras, Brasil y Colombia, con lo que suman doce los muertos desde el pasado noviembre.

Al dolor desgarrador que causan a sus familiares y compañeros de profesión se une la impotencia ante el hecho de que muchas de estas muertes quedan impunes, conformando una larga lista de “crímenes sin castigo”.

El asesinato de cada periodista serio priva a la sociedad de una voz en defensa de la libertad, la democracia, los derechos humanos y el imperio de la ley.

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