miércoles, 3 de marzo de 2010

Disidente cubano, periodista Guillermo Fariñas, ingresa en el hospital por huelga de hambre


El periodista disidente cubano Guillermo Fariñas fue trasladado este miércoles a un hospital de la provincia de Santa Clara después de que éste perdiera el conocimiento, tras mantener una huelga de hambre y sed durante ocho días en protesta por la muerte del preso de conciencia Orlando Zapata.

Licet Zamora, portavoz del opositor, informó a Europa Press de que Fariñas fue trasladado al Hospital Provincial Asnlado Miliar Castro cerca de las 10.45 horas (16.45 hora peninsular española) tras haber quedado inconsciente mientras el médico Ismael Iglesias le realizaba un chequeo general.

"Perdió el conocimiento mientras el doctor Iglesias le estaba examinando, entonces decidimos llevarlo en un carro hacia el hospital para que le den el tratamiento que necesite", comentó Zamora.

Fariñas se encontraba en su octavo día de huelga de hambre y sed y "ya estaba bastante deshidratado y tenía la presión muy baja", relato la protavoz, al recordar que hace dos días su médico había dicho que un máximo de 48 horas el organismo del periodista independiente podría entrar en colapso.

Esta era la huelga de hambre número 23 que realizaba el disidente en contra del Gobierno de Raúl Castro, y días atrás había dejado claro que no ingresaría en un hospital hasta que no perdiera el conocimiento.

ENTREVISTA: GUILLERMO FARIÑAS

"Hay momentos en la historia en que tiene que haber mártires"


El psicólogo y periodista disidente Guillermo Fariñas tiene 48 años y 23 huelgas de hambre a sus espaldas. Desde que entregó el carné de la Unión de Jóvenes Comunistas, en 1989, en protesta por el fusilamiento del general Arnaldo Ochoa, entró en la oposición y desde entonces ha pasado 11 años y medio en la cárcel. Es considerado un duro. Su última huelga de hambre, en 2006, para pedir acceso libre a Internet para todos los cubanos, duró meses y tuvo que ser operado en varias ocasiones para salvarle la vida. Le quedaron numerosas secuelas y su familia teme que en esta ocasión pueda producirse un desenlace fatal con bastante celeridad.

En su casa de Santa Clara, acompañado de una veintena de opositores, Fariñas recibe a EL PAÍS cuando lleva siete días sin ingerir alimentos ni agua. Está extremadamente débil, aunque consciente, y todavía puede caminar. Tiene la mirada iluminada, y dice -asusta- que quiere morir para convertirse en un "mártir" y tomar el relevo de Orlando Zapata . Ve su cuerpo como un instrumento más "para alcanzar la libertad de Cuba". Su madre, Alicia Hernández, y su esposa, Clara, se oponen radicalmente a esta protesta, aunque respetan su decisión. Es visitado a diario por dos médicos, uno disidente y otro del Estado, que siguen constantemente su evolución.

Pregunta. ¿Qué objetivos persigue con esta huelga?

Respuesta. Lo primero, que el Gobierno pague un alto costo político por el asesinato de Orlando Zapata Tamayo. En segundo lugar, si las autoridades no son crueles e inhumanas, que liberen de inmediato a los presos políticos que están enfermos y pronto pudieran convertirse en otros Zapata. El tercer objetivo es, si muero, que el mundo se percate de que el Gobierno deja morir a sus opositores y que lo que le ocurrió con Orlando no es un caso aislado.

P. Pero ¿cuál es su petición concreta?

R. Que el Gobierno libere a esos 26 presos políticos que están enfermos, y que hasta los propios servicios médicos del Ministerio del Interior consideran que deben ser puestos en libertad, pues no van a sobrevivir en prisión.

P. ¿Y si no los excarcelan?

R. Seguiré hasta las últimas consecuencias...

P. ¿Usted quiere morirse?

R. (Silencio)... Sí, me quiero morir. Ya es hora de que el mundo se percate de que este Gobierno es cruel, y hay momentos en la historia de los países en que tiene que haber mártires...

P. ¿Usted quiere convertirse en mártir conscientemente?

R. Hasta los psicólogos del Ministerio del Interior dicen que es mi perfil: yo tengo alta vocación de mártir... Orlando Zapata fue el primer eslabón en la intensificación de la lucha por la libertad de Cuba. Yo fui el que agarré el bastón de su relevo, y cuando yo me muera otro lo va a tomar.

P. ¿Está seguro? ¿Cree que esto va a suponer un revulsivo para un cambio en su país?

R. Yo soy pesimista. Pienso que el Gobierno no va a cambiar. No tengo esperanza. El Gobierno cubano está aferrado, está en un momento muy difícil, y no van a cambiar hasta que estemos 50 opositores en huelga de hambre, eso sí sería un problema a nivel de toda la sociedad.

P. Su padre combatió con el Che Guevara en Congo. Su madre siempre fue revolucionaria. Usted mismo fue militar y estudió en la Unión Soviética ¿Cómo llegó a la disidencia?

R. Fue un proceso largo. El primer desencuentro fueron los sucesos de la Embajada de Perú, en 1980. A mí me tocó mantener el orden. Eran decenas de miles de personas que se querían marchar. En la URSS me di cuenta de muchas perversiones de aquel régimen al que en teoría nos debíamos parecer. En 1989, con el fusilamiento de Ochoa, rompí del todo. Desde entonces no me he callado y no me voy a callar hasta que muera.

P. ¿Qué pasará ahora?

R. Yo ya me siento muy débil, tengo dolores de cabeza y me empiezo a deshidratar. Llegará un momento en que colapsaré y perderé la conciencia. Entonces mi familia decidirá [la madre y la esposa dicen que en ese momento lo ingresarán en el hospital y lo alimentaran por vía parenteral].

P. Y cuando despierte en el hospital...

R. Si me ponen en un cubículo cerrado, donde no pueda recibir visitas de mis hermanos de lucha, pediré que me retiren la alimentación parenteral. Si me ponen en un lugar en que pueda recibir la visita de mis compañeros, aunque sea a través de los cristales, en la sala de terapia intensiva, durante los horarios reglamentarios de visita, permitiré la alimentación parenteral, aunque no voy a comer ni beber. En ese caso puedo vivir hasta que Dios quiera.

P. ¿Qué cree que piensa de esto su mujer, su hija, su madre?

R. Bueno, cuando tomé la decisión de entrar en huelga de hambre mi madre estuvo 16 horas sin hablarme. Ahora, aunque se oponen, respetan mi decisión. Pero yo les digo que para hacer patria la familia tiene que sufrir. Supongo que la madre de Martí haya sufrido, y también la de Antonio Maceo [dos próceres de la independencia de Cuba].

No hay comentarios: