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martes, 6 de abril de 2010
Reflexiones sobre asesinato de periodistas de Reuters en Irak
Hace varios días que corría en la red la noticia de que Wikileaks iba a revelar información que comprometía a las Fuerzas Armadas de EEUU en el asesinato de civiles. Se creía que se trataba de las imágenes que mostraban la muerte de inocentes en Afganistán acerca de las que había hablado el general David Petraeus en mayo de 2009.
Wikileaks es una organización que se dedica a filtrar documentos – de allí viene el apellido leak de su nombre – en muchos casos clasificados para que periodistas y lectores los analicen. “En su corta vida es probable que haya generado más exclusivas que el Washington Post en 30 años”, la elogiaban hace unos meses en el periódico The National.
Finalmente, el documento que ayer se hizo público no era aquel sobre el que tanto runrún había en Internet, sino un vídeo que muestra el momento en que el artillero de un helicóptero Apache estadounidense mata con disparos de una ametralladora de 30 mm a dos periodistas de las agencia Reuters en Bagdad. Hecho que sucedió el 12 de julio de 2007. Y en el que también fueron asesinadas otras nueve personas y dos niños resultaron heridos.
Se trataba de Namir Noor-Eldeen, fotógrafo iraquí de 22 años, y de Saeed Chmagh, su conductor y asistente, de 44 años de edad y padre de cuatro hijos. Otros cuatro periodistas de Reuters, un palestino, un ucraniano y dos iraquíes, ya habían perdido la vida en Irak como consecuencia de las acciones de los soldados de EEUU.
El ucraniano que murió en Bagdad fue Taras Protsyuk, que se encontraba con José Couso en el hotel Palestina el 8 de abril de 2003. Irak ha sido el conflicto más sangriento para la prensa desde Vietnam. Entre 2003 y 2009 fallecieron 139 profesionales de la información.
El Pentágono, sin coartada
Aquella mañana de 2007, quizás el año más violento desde la invasión de 2003, Namir Noor-Eldeen y Saeed Chmagh se dirigieron al barrio bagdadí de al-Amin al-Thaniyah, situado al este de la ciudad, pues habían recibido noticias de ataques aéreos de EEUU.
Al llegar hablaron con un grupo de hombres, uno o dos de los cuales estaban armados. Namir Noor-Eldeen se asomó para fotografiar a un Humvee que se encontraba aparcado a varias manzanas. Los testigos señalan que el barrio estaba en calma en esos instantes, que no había enfrentamientos.
Reuters trató de obtener las grabaciones efectuadas por el helicóptero Apache, amparándose en la Freedom of Information Act, pero sin éxito. El vídeo que acaba de destapar Wikileaks echa por tierra las explicaciones dadas en su momento por el Pentágono:
No matamos a civiles de forma deliberada. Tomamos muchas precauciones en prevenir esta clase de acciones. Sé que dos niños resultaron heridos, e hicimos todo lo posible por ayudarlos. No sé cómo los niños resultaron heridos.
Nos puede ayudar a comprender mejor lo que ocurrió el otro día, la crónica que escribieron dos reporteros del Washington Post que iban empotrados con los soldados de EEUU en Bagdad.
Gatillo fácil
En sus dos versiones – la original de 38 minutos y la edición corta y con explicaciones - enseña cómo se disparó a los civiles sin que hubiese intercambio alguno de fuego, contradiciendo la versión dada por el Pentágono.
Wikileaks consiguió el vídeo de una fuente militar anónima y a la que se agradece “su coraje” en los créditos. En un principio los miembros de la organización se encontraron con que el material estaba encriptado, aunque finalmente lograron acceder a su contenido.
Este vídeo, además de dejar en mal lugar al Pentágono, reafirma la necesidad que tantas veces expresamos en este blog en los últimos años de que las incursiones aéreas de EEUU deben responder a reglas de enfrentamiento que salvaguarden la vida de los civiles. Algo que en los altos mandos en Afganistán están finalmente intentando.
Esperar ahora que se juzgue a los responsables de la acción, visto lo sucedido con José Couso, resulta ilusorio. Lo más probable es que nadie pague por estas acciones de gatillo fácil.
También podemos sacar como reflexión la importancia que tiene la red y organizaciones como Wikileaks, que también envía gente al terreno a realizar investigaciones, para desvelar esta clase de documentos, ocupando un espacio que hasta ahora era exclusivo del periodismo tradicional.
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