domingo, 15 de noviembre de 2009

La ética periodística


La construcción de una nueva sociedad depende en gran parte del periodismo como institución rectora de la opinión pública y de los periodistas como materia prima
Escrito por: JOSE ANTONIO TORRES (semana@elnacional.com.do)

Para los periodistas no debe haber nada más importante que la ética. Un periodista tiene una sola cosa realmente valiosa: su credibilidad. Un comunicador que pone en peligro esa credibilidad no sirve a la sociedad ni a su profesión.

La credibilidad se construye sobre muchas cosas. De ellas, una de las más importantes es la percepción. Si los lectores perciben que un periodista o medio de comunicación está perdiendo la credibilidad, de hecho lo está.

Por lo tanto, los periodistas, como la esposa del César, deben evitar que los demás tengan la percepción de que lo que se dice o escribe es falso, o se trata de una verdad a media.

Es preciso que nos demos cuenta de que ponemos nuestra credibilidad en peligro cuando cometemos cualquier tipo de violación ética, por pequeña que sea.

“Un reportero que recibe dinero de un candidato o de un partido es inútil para la sociedad, para sí mismo y para su medio de prensa”, manifestó Charles H. Green, director del International Media Center, durante una conferencia a comunicadores colombianos.

A los seres humanos nos alimenta el ego cuando el presidente, un funcionario o empresario importante nos invita a compartir una cena o participar en una actividad en el Palacio Nacional.

Esas son invitaciones que generalmente no se pueden rechazar. Pero es necesario preguntarse: ¿Por qué me está invitando? Y de seguro la respuesta será: por la condición de periodista que hace opinión pública, porque si fuera el fotógrafo, chofer o conserje del medio no figurara en la lista de invitados.

Carl Bernstein, uno de los reporteros del The Washington Post que dio a conocer los detalles del escándalo Watergate, califica un buen trabajo periodístico como "la mejor versión que se puede obtener de la verdad."

Sin embargo, en nuestro país el ejercicio del periodismo se ha convertido en una actividad para haraganes de la verdad, con poco interés en hacer el trabajo duro que implica buscar y divulgar los hechos reales.

Pero como dijo el periodista colombiano Javier Darío Restrepo, durante una conferencia en la Fundación Global, “Mientras haya instituciones y personas que postulan por una ética del periodismo que llega casi a la utopía, no todo está perdido en el ejercicio periodístico”.

De acuerdo algunos teóricos sobre el tema, cuando un periodista no dispone de una información veraz, es mejor no mentir ni exagerar.

Es preferible, "perder" una exclusividad pero luego difundirla, que publicarla y retractarse después.

Por cierto que la verdad es la base de la ética que trae consigo el respeto a los periodistas. Aún en el caso de tener las pruebas necesarias el periodista se debe ceñir estrictamente a ella y no añadir, por presunción, otros cargos o elementos a la información.

Los lectores premian a los periodistas que son responsables en sus opiniones. Ellos valoran los escritos que se ciñen a la verdad posible.

Un comunicador que sabe lo que escribe, definitivamente tendrá lectores que busquen sus notas para saber la verdad de los hechos.

Una de las conclusiones del “Fourth Consultative Meeting of International and Regional Organizations of Journalists”, realizado en París el 20 de noviembre de 1983, auspiciado por la Unesco, fue el establecimiento de la responsabilidad social del periodista.

En ese foro se aprobó que en el periodismo, la información se comprende como un bien social, y no como un simple producto. Esto significa que el periodista comparte la responsabilidad de la información transmitida.

El periodista es, por tanto, responsable no sólo frente a los que dominan los medios de comunicación, sino, en último énfasis, frente al gran público, tomando en cuenta la diversidad de los intereses sociales.

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