domingo, 13 de junio de 2010

Origen y creación de la expedición del primero de Junio de 1959

Movimiento de la Liberación Dominicana, el 1 de enero de 1959, en Venezuela, que da lugar a la expedición del 59. Una historia sobre el general Juan Rodríguez García (Juancito), quien entregó su vida, su fortuna y sus hijos en la lucha en contra del tirano, Rafael Leonidas Trujillo Molina.


El Movimiento de Liberación Dominicana tenía dos ramas, la política y la militar. Los primeros dominicanos van a Cuba y coordinan con el gobierno revolucionario de Fidel Castro apoyo a la expedición dominicana.

La única condición de Castro fue que el comandante de la expedición fuera Enrique Jimenes Moya, un reconocido dominicano del exilio, quien peleó en la revolución cubana, resultando herido, mereciendo el reconocimiento y el ascenso.

Las viudas y madres de los participantes en la expedición se reunieron y conformaron la Fundación Héroes de Constanza, Maimón y Estero Hondo.

Su principal tarea fue recuperar las osamentas de sus expedicionarios. De 198 guerrileros que vinieron ya han recuperado los restos de 126. Las primeras osamentas conseguidas fueron en las costas de Puerto Plata, por donde desembarcaron en Maimón y Estero Hondo.

También consiguieron unas 67 osamentas en un patio que era usado por el CEFA en aquel momento, actualmente campo de entrenamiento que está detrás de la academia militar Batalla de las Carreras.

Posteriormente, en el mismo aeropuerto de Constanza, donde desembarcó la expedición aérea, encontraron otras cinco osamentas.

En cada uno de los 198 expedicionarios de Constanza, Maimón y Estero Hondo, de junio de 1959, hay decenas historias que contar.

Fueron hombres que en su gran mayoría perdieron sus vidas, no les importó su profesión, su juventud o la familia que dejaban.

Muchos de sus testimonios se pueden conocer en la Sala Memorial a los Héroes de Constanza, Maimón y Estero Hondo que está instalada en la estación del Metro de Santo Domingo, en el Centro de los Héroes.

’Me voy mañana; no aguanto más”, escribió el capitán Juan de Dios Ventura Simó a su esposa, Ventura Simó desertó de la aviación militar de la tiranía de Rafael Leonidas Trujillo para venir a combatirlo en la expedición del 14 de junio de 1959. Fue apresado, torturado y asesinado sin piedad por parte de los esbirros de la dictadura. Su cuerpo fue desaparecido el 8 de marzo de 1960, y se cree que fue lanzado al mar.

Sufrió crueles torturas y murió desquiciado, sus restos fueron lanzados al mar, es lo que se ha dicho sobre él.

Otro caso dramático es el de José Antonio Hungría Fermín, de 22 años, fusilado en una alambrada, con los brazos abiertos y una pierna rota. No profirió ningún quejido.

En la Sala Memorial se muestra la fotografía donde el comandante cubano Delio Gómez Ochoa, uno de los seis sobrevivientes, identifica el cadáver del jefe de toda la expedición, el comandante Enrique Jiménez Moya.
Los coordinadores de este proyecto han planteado que el pasado sirve para hacer conciencia sobre los derechos y deberes humanos.
Conocer la historia contribuye a formar una generación más conciente, fortalece la identidad nacional y aclara el camino a seguir como sociedad.

Cuando se inauguró este memorial, Francis Pou, hija del expedicionario sobreviviente Poncio Pou Saleta, resaltó que la gesta de la Raza Inmortal, como han sido llamadas las Expediciones Patrióticas de Constanza, Maimón y Estero Hondo, ha encarnado en la historia contemporánea la defensa de los valores democráticos, la solidaridad, la justicia social y la libertad, como se desprende del Programa Mínimo de gobierno que ostentaban.

Que arribaron al país los gloriosos días 14 y 20 de junio de 1959, con el objetivo de derrocar al tirano Rafael Trujillo e implantar las bases para la creación de un régimen democrático y de libertad, enfrentó con decoro al aparato del Estado que el dictador, desde 1930, había conformado mediante el empleo brutal del terror y del establecimiento de una estructura militar y coercitiva, de típico corte fascista.


CARTA

15 de marzo del 1959 Carta de Octavio Mota Ricart (Tony) a su madre Ángela: “Mi querida mamá: Si alguna vez recibe esta carta, ya yo estaré muerto y en este momento lo único que se me ocurre es pedirte perdón por todas las cosas que te he hecho.

Lo único que te pido en este momento es que prosigas tu vida como si nada hubiera pasado, piensa que nada ni nadie es indispensable, jamás pienses ni trate de echarle la culpa a nadie de lo que ha ocurrido.

Todo lo he hecho lo he hecho con los ojos abiertos y sabiendo que era casi seguro que me mataría, pero a pesar de todo esto daría con gusto mi vida contar de acabar con la maldición que pesa sobre Santo Domingo desde hace 29 años.

Si mi actitud les ocasiona algunos inconvenientes, sinceramente, les pido perdón, pero cuando he visto a padres de familia que han abandonado hijos, mujer y todo, creo que jamás yo podría vivir tranquilo, sin hacer lo mismo.

Despídeme de papá, y de toda la familia, tu hijo que te adora y te pide la bendición: Tony. Post data: un abrazo para Jaime (hermano menor)”.

Mota Ricart vino en la expedición de Maimón, tenía 24 años, era abogado. Por tener los pies planos iba a ser descalificado de la operación, pero protestó enérgicamente alegando que nadie le podía impedir venir a pelear por su patria. Se cree fue asesinado en San Isidro.

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