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lunes, 18 de mayo de 2009
Muerte narco: desnuda cárceles República Dominicana
MANUEL AZCONA
azcona96@hotmail.com
El capitán Lino de Oca Jiménez, quien mató al recluso Rolando Florián Féliz, es un oficial de policía incorruptible, recto en su accionar o esta ocultando las verdaderas razones sobre la muerte a tiros de un recluso en una celda que pudo haber sido sometido, de acuerdo a nuestro sistema carcelario.
Además, para nadie es un secreto a voces que el famoso narcotraficante era una especie de niño mimado en las cárceles del país donde estuvo recluido purgando 20 años de prisión, en donde jefes carcelarios fueron favorecidos por Florián Feliz a cambio de protección y otros beneficios.
El capitán narra que el incidente ocurrió cerca de las 9:30 de la noche del sábado, cuando el coronel quiso sacar a las dos mujeres, situación que demuestra con claridad que el narcotraficante Florián Feliz disfrutada de privilegio, pues según las normas penitenciarias las visitas están rigurosamente controlada por un rígido horario que no pasa de las 5:00 de la tarde.
El capitán policial no soporta una investigación exhaustiva investigación sobre la muerte de Florián Feliz, pues como se ocurre que el narcotraficante se drogara o embriagara en un recinto penitenciario de la seguridad que reviste la cárcel modelo de Najayo.
De acuerdo al parte médico emitido por el doctor Adrián Abud, el oficial presenta asimetría facial, edema en la región labial inferior, herida y afección en la mandíbula, descartando fractura de la mandíbula, de lo cual podría desprenderse que Florián Feliz se enfrentó cuerpo a cuerpo con el oficial, mientras que el coronel, a quien supuestamente mataría el recluso, nunca actúo para evitar la agresión
Un oficial con seis años de puesto en la cárcel Modelo de Najayo, con experiencia para tratar con reclusos, confiesa “apreté el gatillo porque me puse nervioso después de verme herido. Hice seis disparos”.
Por más impoluto que quiera aparentar el capitán Lino de Oca Jiménez, en la cabeza de nadie cabe la idea de que en una ocasión el recluso le ofertara 500 mil pesos a cambio de dejar pasar dos cajas de whiskys, cuando la realidad es que nuestras cárceles están repletas de drogas que pasan los mismos custodias, además de los privilegios que las autoridades permiten a ese tipo de prisionero, así como a potentados empresarios, en detrimento de los pilluelos que suelen robarse una gallina o unos tenis.
El capitán revela que disparó para proteger al coronel responsable de la seguridad de la cárcel de Najayo, a quien Florián Feliz habría intentado agredir con un cuchillo, es decir que en el lugar había más de un oficial policial, algo que no se estila que las altas autoridades carcelarias penetren a una celda, a menos que no sea para confraternar con los llamados presos de cuello blanco o narcotraficantes que suelen ser objeto de chantaje y soborno.
No es nuestra intención defender a Florián Féliz, pues en realidad era una persona enigmática y con frecuencia se tornaba violento, tanto en los recintos penitenciarios como en los tribunales.
Lo que en realidad debe de investigarse quien entregó la sustancia con que “estaba drogado” el recluso, de acuerdo a la versión del capitán policial, suministrada a los periodistas en el hospital de la Policía, donde está interno debido a un edema en el labio inferior que le provocó Florián Féliz con el cuchillo.
El oficial que mato al narcotraficante, según narran los medios de comunicación del país, es movido de una habitación a otra como medida de seguridad. El médico que lo atiende, Adrián Abud, dijo que a veces ni él sabe donde está el paciente que mató a uno de los presos más conocidos del país. Sin embargo, resulta extraño que el centro de salud militar permita que el oficial policial, horas después de matar a un recluso de la categoría de Florián Feliz, se le permita una entrevista periodística en medio de una investigación sobre el particular.
RELATO DEL MATADOR
. “El coronel es que está tocando la puerta. ¡Florián, Florián, suelta a las mujeres ya!, y él dice que no, el coronel sale para fuera, se pone a llamar... yo tengo un palo en la mano, luego Florián sale de su celda con un cuchillo en la mano y le dice al coronel: ´yo voy a ver que es lo que quiere este coronel del diablo”.
Indica que Florián Féliz intentó atacar al coronel mientras éste hablaba por el celular y que lo evitó diciéndole al recluso “cuidado si matas al coronel” y bloqueando el puñal con un palo.
Sostiene que entonces Féliz lo cortó en una mano “y yo me embalé y él atrás de mí con el puñal..., hasta que en una me cortó y me mochó la boca. Después eché un brinco y veo que estoy bañado en sangre”.
Dice que el coronel le dijo a Florián Féliz que si estaba loco, pero el recluso no retrocedió. “Me fue a matar a mí, volé por encima de un banco, agarré una pistola y le tiré”.
Agrega que Florián Féliz entró a su celda y cuando se sintió herido salió otra vez y se tiró frente a la puerta. “Ahí los coroneles lo montaron en una ambulancia y se lo llevaron”.
Unos minutos después, Florián Féliz murió en el hospital Juan Pablo Pina, en San Cristóbal, con seis balazos en diferentes partes del cuerpo, varios de ellos en el pecho.
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