Bienvenid@s a Tinta Rebelde, nuevo espacio de desahogo a disposición de todos los sectores afectado por la injusticia social y el abuso de poder de las autoridades
viernes, 20 de febrero de 2009
Marina de Guerra: Estamos cogiendo por el pescuezo bandidos infiltrados en nuestras filas
MANUEL AZCONA
azcona96@hotmail.com
SANTO DOMINGO, Rep. Dominicana.-El jefe de Estado Mayor de la Marina de Guerra, vicealmirante Julio César Ventura Bayonet, advirtió este viernes que “los débiles, los flojos, los ambiciosos, los miserables no tendrán nunca más cabida en la Marina de Guerra”
De igual forma, dijo no vamos a permitir sinvergüenzas ni sinvergüencería en nuestras tropas. No importa lo que nos pueda costar, pero es el compromiso con el Presidente de la República y con el pueblo dominicano. No tenemos derecho ni a dudar ni a fallar.No nos va a temblar el pulso.
Enfatizó que “no vamos a utilizar la manida frase de coger al toro por los cuernos, digámoslo claro: estamos cogiendo por el pescuezo a los bandidos infiltrados en nuestras filas – sin importar rango ni posición – y los estamos expulsando de las mismas y poniéndolo a la disposición de la justicia”.
Ventura Bayonet emitió sus consideraciones en el marco de la entrega de siete botes de fibras de vidrio con sus motores fuera borda, así como dos hospitales de campaña y 500 casas también de campaña para socorristas y además un potente camión succionador de aguas residuales como una contribución a la solución de los problemas que afectan a loshabitantes de comunidades del Bajo Yuna.
A su juicio, surgimos del seno de la familia tradicional dominicana, esa familia que generación tras generación supo criarnos en valores de moral, dignidad y honor.
“Por eso no nos cansamos de revolver nuestras entrañas, llenos de pudor y vergüenza, ante la infamia y la ignominia que un puñado de desalmados, sinvergüenza y ambiciosos de riqu
ezas han arrojado sobre los que amamos la institución cuyo uniforme vestimos”, subraya el jefe de Estado Mayor.
Sostiene que cada hombre y mujer que integra la Marina de Guerra – y demás cuerpos armados – tiene que tener presente que la mejor riqueza es la pureza del alma; el sentido del honor y la moral y el compromiso con su pueblo y con su sociedad. Esa debiera ser también, en verdad, la máxima que guiase a todo dominicano.
La Marina, es un acorazado con una tripulación de más de 10 mil hombres y mujeres, serios y trabajadores, pero si algunos por apetencias desmedidas se lanza por la borda hacia el tempestuoso mar de las ambiciones humanas, que las fauces de las leyes lo devoren cosechando el repudio de la institución.
Sin embargo, que quede claro que no nos hemos resignado a las lamentaciones ni a freírnos en nuestro propio aceite. Le hemos ido de frente al desafío.
No tenga la más mínima duda la sociedad dominicana que la institución, así como los hombres y mujeres que la integramos, sabremos ponernos a la altura del desafío planteado y de lo que espera la población de quienes llevamos sobre nuestros hombros la responsabilidad de la misma.
Por lo tanto, sabemos tomar con valentía, y sin mirar otra brújula que nos guié, que no sea la de la moral y el honor, todas aquellas decisiones imprescindibles para garantizar que nuestros miembros no caigan en la tentación de un poder corruptor que cuenta con recursos ilimitados para comprar conciencias, voluntades y dignidad.
No bastan todas nuestras reflexiones si ellas no van acompañadas de una mirada introspectiva seria y profunda que nos permita identificar cualquier punto débil en el imprescindible proceso de control y verificación.
En ese combate, por fuerza de los hechos, la Marina de Guerra tiene que estar en la primera trinchera y lo vamos a seguir haciendo con moral, dignidad y honor.
Aspiramos a una Marina de Guerra integrada absolutamente, por hombres y mujeres comprometidos con su pueblo y con la dignidad del mismo; a una institución donde los que entren – quizás hijos de muchos de ustedes – sepan que entraron a una escuela de moral y vergüenza, además de valor a toda prueba.
Luchamos por hacer de nuestra fuerza un lugar tan puro y sagrado como una iglesia.
Los débiles, los flojos, los ambiciosos, los miserables no tendrán nunca más cabida en la Marina de Guerra porque seguiremos haciendo de ella una actividad honorable.
El pueblo dominicano y sus instituciones armadas sabrán enfrentar y derrotar a sus enemigos de hoy, como lo hicieron en el pasado.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario